Ashtanga Yoga es una práctica originaria del sur de la India (Mysore). Se caracteriza por sus sistema de movimiento y respiración que, al realizarse de forma fluida y rítmica, producen un calor interno que ayuda a desintoxicar los órganos y músculos, tonificar el cuerpo, desbloquear la energía y emociones y calmar la mente.
La sincronización de la respiración y el movimiento, además de otras técnicas de concentración dirigen nuestra mente hacia un estado de introspección que convierte la práctica en una meditación en movimiento.
Ashtanga Yoga es una serie establecida de posturas (asanas) que se van enseñando poco a poco, y repitiendo práctica tras práctica. Comienza con varias secuencias de calentamiento o saludos al sol para gradualmente ir sumándose más posturas a medida que se van integrando los movimientos y asanas anteriores.
Es una práctica dinámica con un claro componente físico que requiere del compromiso y constancia del alumno. Además de los evidentes beneficios físicos que se van obteniendo (flexibilidad, fuerza y resistencia), la práctica acaba ahondando en aspectos más profundos de la mente y espíritu.
Ashtanga Yoga se puede practicar con cualquier edad y condición física adaptándolo y respetando siempre la historia, el momento y las necesidades de cada practicante. En cualquier caso es una poderosa herramienta para calmar y serenar la mente en nuestro día a día, que podemos integrar de manera orgánica en nuestra vida diaria.